Es la capacidad de seleccionar el balance de colores para ajustarlo al color real de la luz existente, que es muy diferente si es solar, de focos incandescentes o de fluorescentes, por poner un ejemplo.
La vista humana hace esta operación sin que lo apreciemos, pero el sensor necesita ser equilibrado para cada fuente de luz. El método habitual es encuadrar una superfície blanca o gris, sobre la que la cámara ajusta de manera automática este parámetro
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